En numerosas ocasiones creemos
que lo que pensamos es la realidad, que las cosas son de esa manera, que
son incuestionables y son una verdad absoluta. Resulta que otra
persona ante la misma realidad lo percibe de otra manera, totalmente distinta a
la tuya y también le resulta una verdad incuestionable. Surge el conflicto, el
enfado y comienza una lucha de poder para ver quién tiene la razón. Es probable
que los dos tengan razón, pero el esquema mental de cada uno funciona de manera
diferente, debido a las experiencias personales previas, creencias,
distorsiones cognitivas, valores, emociones… El estado emocional de una persona
le condicionará a percibir la situación de una manera y si revive una situación
parecida desde otro estado emocional su percepción será también distinta, por
eso es importante tener en cuenta ciertos aspectos para que nuestras respuestas
sean más adaptativas y flexibles.
Hola bloggers hoy voy a hablar de
la generación de conflictos interpersonales, debido a los “mapas” mentales de
cada persona. En PNL existe una presuposición que dice: “el mapa no es el
territorio”, pues bien esta presuposición me viene muy bien para introducir
este post, las personas a lo largo de nuestra vida, vamos formando un mapa
mental, en base a las experiencias que vivimos, a partir de cada experiencia
hacemos una valoración e interpretación y vamos incorporando a nuestro mapa, creencias,
opiniones, valores, emociones… Las personas vivimos experiencias distintas,
crecemos en distintos entornos, los sistemas familiares también son diferentes,
con diferenciados valores y sistemas de creencias, por lo que almacenamos la
información de distinta manera. Además, recibimos
a diario millones de estímulos de información y almacenarlo todo es imposible,
no tenemos la capacidad de hacerlo, por lo que nuestro cerebro selecciona una
parte de la información. Así es como se va creando nuestro mapa, por lo tanto
existen tantos mapas como personas en el mundo, entonces ¿Cuántas realidades
existen?
Cuando surge un conflicto el
primer paso a dar es dirigir tu estado de irritación o enfado a un estado de
calma, te puede ayudar contar hasta 10, centrarte en tu respiración o incluso
dejar la conversación para otro momento, cuando nos encontramos en un estado
irritado será difícil conectar con la otra persona y llegar a una solución. Una
vez que sientes que estás en este estado de calma es importante aceptar que tu
mapa no es el territorio, tengo que tener en cuenta que existe el mapa de la
otra persona con la que surgió el conflicto. Este paso te permitirá cambiar de
perspectiva e intentar entender lo que quiere decir la otra persona y como está
interpretando la situación. En este paso es necesario averiguar qué intenciones
tiene cada persona, qué necesita, qué percibe, a este proceso se le conoce como
escucha activa, atender a lo que dice la otra persona sin juzgarle, sin
reprocharle e intentando entenderle. Cuando tenemos estas necesidades en
cuenta, es probable que hayas sido capaz de empatizar con la persona y tu
pensamiento y actitud se vuelva más flexible.
Ahora estarás preparado para
encontrar una solución, ambos sabéis y comprendéis la realidad del otro, llegar
a un acuerdo resultará más fácil. Gracias a los mapas de cada uno podréis crear
una infinidad de alternativas que se adapten a las necesidades de ambos. A
veces pueden surgir resistencias, puede ser complicado entender a la otra
persona ya que las diferencias entre los mapas pueden ser muy grandes. Cuando
esto suceda piensa esta situación: Si yo tengo un 99% de razón y la otra
persona un 1%, voy a intentar comprender este mínimo. Por poco que puedas
entender intenta localizar este porcentaje.
Para poder entender mejor el proceso
piensa en el último conflicto que hayas tenido, especifica todo lo que pasó,
cuando empezó y porqué, las partes implicadas, las actitudes de cada uno,
analiza cada detalle de lo ocurrido. ¿Cuáles eran tus pensamientos? ¿Creías que
tenías tú toda la razón? ¿Tuviste en cuenta el mapa de la/s otra/s persona/s?¿Cómo
era tu estado emocional, hablaste desde la calma y la serenidad? Intenta
descifrar cuáles eran tus intenciones, necesidades o percepciones y después
intenta hacer el mismo proceso con la otra parte. ¿Tienes las intenciones de
ambas partes? Si es así, intenta comprender y aceptar el mapa de cada de uno.
Si te cuesta, acuérdate del 1%. Si has sido capaz de ponerte en el lugar de la
otra persona, enhorabuena seguro que tu percepción del problema ya ha cambiado.
Ahora piensa en alternativas, ¿qué soluciones pueden cubrir las necesidades de
ambos? Seguro que si lo compartes con aquella/s persona/s que tuviste el conflicto
pueden salir más opciones, escoged la opción más viable y analizar los
resultados, si esa opción no funciona, no pasa nada, escoged otra y así
sucesivamente.
Querer, es poder.
¡Ánimo con este nuevo reto, hasta
la próxima!
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